miércoles, 3 de junio de 2009

CAPÍTULO 7: LOS TUTORES PERSONALES (3ª parte)

Nadine se fijó que Edward seguía su ritmo sin hacer mucho esfuerzo, tanto si aceleraba como si frenaba, como si formara parte de su naturaleza. Se moría de ganas de hablar con él pero no se atrevía. “Tan cobarde como siempre Nadine” pensó.

Edward vigilaba a Nadine por el rabillo del ojo, se dio cuenta que la había asustado al decirle que la había visto en el bosque y no se explicaba por qué había aceptado que la acompañara. Le resultaba extraña, “¡basta Edward deja de interesarte por ella!” y comenzó a acelerar el paso para apartarse de ella.

Nadine se sorprendió por el aumento del ritmo de Edward “¿pero dónde va?”, y aceleró también su paso para continuar a su lado. Iba a comentarle que si quería podían correr más rápido cuando vio que él sonreía. “¡Serás fanfarrón!” y rió suavemente, entonces apretó el paso y lo adelantó lo suficiente para girar la cabeza y decirle:

- Sígueme… si puedes – y comenzó a correr tan rápidamente como se lo permitían sus piernas.

Edward la siguió sin poder evitar reírse. Le gustaba correr por el bosque, a estas horas estaba mucho más vivo, los animales no reaccionaban con miedo ante ellos. “No se cansa” pensó “resiste el ritmo”.

Nadine empezaba a agotarse, sentía que los músculos le ardían del esfuerzo y se quedaba sin aliento. “¡Cómo corre!” pensó “si sigue así acabará conmigo”, se estaba esforzando para mantener el ritmo cuando le llamó la atención un camino que no había visto en sus anteriores visitas y frenó parando en seco.

Edward pasó volando a su lado y regresó con Nadine cuando se percató que había parado.

- ¿Por qué te has parado? – preguntó Edward.

- ¿Habías visto antes este camino? – contestó entrecortadamente mientras recuperaba el aliento – yo no – y comenzó a andar por ese camino sin esperar a que Edward respondiera a la pregunta.

- No vayas por ahí.

- ¿Por qué? ¿te da miedo? – dijo riendo entre dientes y siguió caminando.

Edward estaba sorprendido. ¿No era consciente de que el bosque podía ser peligroso de noche? ¿no se daría cuenta que estaba cansada para salir huyendo si fuese necesario? “Pero, ¿por qué me preocupo?”. Finalmente la siguió.

- Estamos bastante lejos del castillo y llegaremos tarde a cenar – comentó irritado.

- Sólo un poco más - intentó convencerlo mientras le miraba.

Edward estaba dispuesto a discutir con ella cuando giró la cabeza a su derecha. Acababa de escuchar el golpeteo de unas patas inmensas. Entrecerró los ojos, parecían los cascos de un caballo. ¿Centauros?, no era posible, el asentamiento estaba en el otro extremo del bosque y no se alejaban tanto. Nadine se acercó a él porque al ver su expresión aguzó el oído y también escuchó cascos.

- ¿Qué es?

- No lo sé. Creo que es mejor que nos vayamos.

Cuando Nadine hizo un amago de dirigirse hacia el lugar del que venia el sonido Edward la cogió del brazo y la arrastró hacia él impidiendo que se moviera de donde estaba.

- ¿Qué haces? – preguntó molesta.

- Te dije que es tarde.

- Solo será un momento –rogó Nadine.

- No – contestó sin soltarla. El sonido de cascos se acercaba más y divisó un caballo con un jinete. Comenzó a arrastrarla.

- Suéltame, ya sé ir yo solita – y se sacudió del agarrón.

Corrió hacia el castillo sin mirar atrás e intentando mantener la dignidad. “Igual que Josefpensó.

- ¿Te has enfadado? – preguntó Edward detrás de ella.

Entonces Nadine corrió más rápido para no oírlo. “Sí” pensó Edward “estás enfadada” y decidió dejarle espacio suficiente pero se quedó lo suficientemente cerca hasta que la vio entrar en el castillo, entonces, en lugar de ir a su casa buscó a su padre para contarle lo que había visto y oído.

2 comentarios:

Gema dijo...

Vaya, vaya... la cosa entre estos dos empieza a prometer...

Anónimo dijo...

Prometen carreras