La noche cayó y en los pasadizos que llevaban a Broke Hills había mucho ruido. Akane, Bridget, Nadine y Vera caminaban mezclando risas y susurros, y Neville parecía fuera de lugar con un tic nervioso que consistía en girar su cabeza cada 20 segundos para comprobar que nadie los seguía.
- Sigue así Neville y conseguirás que la cabeza te de una vuelta completa – dijo Akane.
- No tiene gracia, ¿y si nos pillan? – preguntó preocupado.
- ¿Y tú sentido de la aventura Neville? –inquirió Bridget deslizándose por su lado despreocupadamente.
Neville siguió caminando hacia delante y girando su cuello continuamente para vigilar sus espaldas.
- Creo que no vendré más por aquí – comentó de nuevo Neville.
- ¡Deja de quejarte ya! – protestó Akane – terminarás estropeando la excursión – y le dirigió una mirada malhumorada que hizo que el chico tardase dos minutos en volver a mirar a sus espaldas.
Cuando llegaron a la salida de los pasadizos abrieron la verja que los separaba del exterior y vieron cómo a unos cien metros se encontraba Broke Hills. El pueblo era algo intimidatorio por la noche.
- Neville no te retrases – apremió Nadine – no quiero tener que estar mirando todo el rato para atrás para asegurarme que no te ha pasado nada.
- Pues entonces no lo hagas – contestó el muchacho.
- Si te dejamos solo seguro que algo te ataca – dijo Vera.
- Disculpadme, no quisiera interrumpir vuestro agradable paseo nocturno con mi muerte repentina.
Las chicas se detuvieron y miraron a Neville pestañeando muy lentamente.
- Nev – comenzó Akane – existe una fina línea entre el sarcasmo y la hostilidad, no la cruces – le advirtió.
- Perdona, pero ¿qué tiene de malo tener miedo a que nos pase algo? – pregunto Neville.
- ¿Qué te hace pensar que nos pasará algo malo? – inquirió Bridget.
- ¿Y si es bueno? – siguió Vera.
- Solo será un ratito ¿por qué no te calmas? – dijo Nadine.
- No me gustáis cuando hacéis eso.
- Mentira – sonrió Akane – te parecemos encantadoras, por eso estás aquí.
Continuaron andando y vieron como a la salida de “El Potro Trotador” había muchas escobas aparcadas.
- Será mejor que no entremos – dijo Bridget – seguro que está lleno de gente.
- Entonces ¿para qué hemos venido? – protestó Neville.
- Si no te callas ya te meto el zapato en la boca – amenazó Vera.
De repente escucharon una voz a sus espaldas que los frenó en seco.
- Sigue así Neville y conseguirás que la cabeza te de una vuelta completa – dijo Akane.
- No tiene gracia, ¿y si nos pillan? – preguntó preocupado.
- ¿Y tú sentido de la aventura Neville? –inquirió Bridget deslizándose por su lado despreocupadamente.
Neville siguió caminando hacia delante y girando su cuello continuamente para vigilar sus espaldas.
- Creo que no vendré más por aquí – comentó de nuevo Neville.
- ¡Deja de quejarte ya! – protestó Akane – terminarás estropeando la excursión – y le dirigió una mirada malhumorada que hizo que el chico tardase dos minutos en volver a mirar a sus espaldas.
Cuando llegaron a la salida de los pasadizos abrieron la verja que los separaba del exterior y vieron cómo a unos cien metros se encontraba Broke Hills. El pueblo era algo intimidatorio por la noche.
- Neville no te retrases – apremió Nadine – no quiero tener que estar mirando todo el rato para atrás para asegurarme que no te ha pasado nada.
- Pues entonces no lo hagas – contestó el muchacho.
- Si te dejamos solo seguro que algo te ataca – dijo Vera.
- Disculpadme, no quisiera interrumpir vuestro agradable paseo nocturno con mi muerte repentina.
Las chicas se detuvieron y miraron a Neville pestañeando muy lentamente.
- Nev – comenzó Akane – existe una fina línea entre el sarcasmo y la hostilidad, no la cruces – le advirtió.
- Perdona, pero ¿qué tiene de malo tener miedo a que nos pase algo? – pregunto Neville.
- ¿Qué te hace pensar que nos pasará algo malo? – inquirió Bridget.
- ¿Y si es bueno? – siguió Vera.
- Solo será un ratito ¿por qué no te calmas? – dijo Nadine.
- No me gustáis cuando hacéis eso.
- Mentira – sonrió Akane – te parecemos encantadoras, por eso estás aquí.
Continuaron andando y vieron como a la salida de “El Potro Trotador” había muchas escobas aparcadas.
- Será mejor que no entremos – dijo Bridget – seguro que está lleno de gente.
- Entonces ¿para qué hemos venido? – protestó Neville.
- Si no te callas ya te meto el zapato en la boca – amenazó Vera.
De repente escucharon una voz a sus espaldas que los frenó en seco.
2 comentarios:
..........
Bueno, haber donde nos lleva esto¡¡!!
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