- Vera, ¿qué ocurre? Solo era niebla – dijo Oliver mientras terminaban de bajar la escalera de la torre de astronomía.
- No era nada – contestó entre risas -, sólo eran Edward y Nadine – y continuó riendo.
- ¡Vaya! - exclamó Oliver – los interrumpimos.
- Sí, eso parece, pero bueno, un susto nunca viene mal – terminó Vera entre carcajadas.
- Tengo una idea de donde podemos estar solos – comentó Oliver mientras soltaba a Vera de la mano -, un lugar en el que no nos interrumpirán.
- ¿Dónde me vas a llevar? – peguntó Vera con curiosidad.
Salieron del castillo y se dirigieron al estadio de Quidditch. Oliver era consciente de que James estaba estudiando en la biblioteca y no lo estaría buscando.
- Oliver... – empezó a susurrar Vera - el estadio está a oscuras.
- Ten paciencia y veras – la calmó Oliver.
- Oliver, ¿se puede saber dónde vamos?
- Sígueme, ya no queda nada, es ahí detrás.
Pasado el campo de Quidditch detrás de una arboleda y yendo por un sendero ligeramente escondido, había una pequeña explanada. Estaba apartada y, entre lo pequeña que era y lo poco visible al ojo desde cualquier punto, era perfecta para evadirse.
- ¡Guau! – exclamó Vera - ¿Cómo… cómo sabías de este lugar?
- Lo encontré hace un año. Viene bien cuando me agobio mucho... por ser capitán de Quidditch. Es mi refugio – Oliver se sentó en la hierba y dando una palmadita al suelo dijo -. Ven, túmbate aquí.
- Es una maravilla – comentó Vera.
- ¿Y a estás más relajada? – preguntó Oliver cariñosamente.
Vera se incorporo y puso su cabeza sobre el pecho de su chico.
- Sí, lo has conseguido – y le dio un beso.
Vera se puso encima de él pensando “si tiene que suceder más vale que sea ahora”.
- ¿Qué haces Vera? – preguntó Oliver nervioso.
- Exactamente lo que parece – y se agachó para besarlo.
Oliver metió una mano debajo de la falda de Vera. Cambió su posición y se puso encima. La besaba y la tocaba con una salvaje energía. No la amó dulcemente, la reclamó como suya.
1 comentario:
Buenooooooo¡¡¡¡!!!!
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