viernes, 22 de enero de 2010

CAPÍTULO 17: Reencuentros y noticias (3ª parte)

Vera tragó saliva y se fue escaleras arriba hacia su habitación. Cerró la puerta y se lanzó encima de las mantas de su cama.

- ¿Ha pasado algo? – susurró Nadine.

- No – contestó Vera -. Es que era demasiado pronto y he decidido volver. ¿Tú adónde vas? – le preguntó cuando vio que se disponía a salir.

- ¿Tú qué crees? He quedado con Edward para vernos antes del desayuno.

Nadine llegó a la sala común de Nidelty y Edward ya estaba allí.

- Tenemos que dejar de vernos así – dijo Edward.

- ¿Vernos cómo? – preguntó Nadine recelosa.

- A escondidas.

Edward se sentó en uno de los sofás y extendió la mano hacia Nadine.

- No nos vemos a escondidas – respondió Nadine.

- Si me ven a estas horas por aquí me castigarán – seguía con la mano extendida hacia ella.

Nadine se sentía sin aliento y algo salvaje. Se acomodó al lado de Edward y lanzó un grito ahogado cuando él la levantó y la puso encima de su pecho y, oh Dios mío, la puso encima del resto de su cuerpo.

- Si me castigan que me castiguen con razón – dijo con una sonrisa torcida – te he echado de menos estas vacaciones.

- Yo también - logró contestar Nadine.

Nadine sintió cómo se sonrojaba pero no se apartó de él, finalmente lo besó. Primero fueron besos castos, luego más lascivos, profundos y apremiantes. Parecía que la responsabilidad que siempre pesaba sobre los hombros de Edward se había esfumado, pero tampoco estaba dejándose llevar del todo. Sus manos se movían encima de Nadine, aunque nunca hacia los sitios que ella quería. La acarició por la espalda, por el cuello… mientras deslizaba los dedos por su cuerpo, Nadine gimió y Edward jadeó.

- Tendríamos… tendríamos que… dejarlo – susurró Edward sin aliento.

- Sí – respondió Nadine – probablemente.

No estaban seguros de quién besó a quién esta vez. Quizás fue un cambio en la fuerza de la gravedad.

Edward inmediatamente la sentó bien y se movió al otro extremo del sofá. Su cara estaba ligeramente roja, sus ojos brillaban.

- No –dijo y puso su mano abierta delante de ella cuando Nadine trató de acercarse – Si vuelves a hacer eso de nuevo tendremos problemas.

- Pero – Nadine sintió que se sonrojaba más - ¿por qué?

- Porque sí – contestó Edward casi sin aire.

Nadine cerró los ojos. Quería decirle lo mucho qu ele gustaba hundir los dedos en su pelo, lo mucho que le gustaba que se lo hiciera a ella, lo que le gustaba él, lo que le amaba…

Sus ojos se abrieron de golpe. “No Nadine, no acabas de pensar eso”

3 comentarios:

Gema dijo...

Ohhhhhh¡¡¡!!!! Esto es amor....

Unknown dijo...

me gustaaaaaa!

kenshin dijo...

que bonito... :)