A las siete en punto sonó el timbre que anunciaba el final de clase y para Nadine, Edward, Alan, Vera, Oliver y Bridget el momento de encontrarse en el bosque para conjurar energías.
El sol comenzaba a ponerse difuminándose entre las ramas y vegetaciones de los frondosos árboles del Bosque de los Avatares, una ligera brisa anunciaba el final del día formando remolinos en el camino.
- ¿Como piensas entregarle los objetos? – pregunto Bridget a Alan.
- Buena pregunta – contesto sonriendo entre dudas – anoche, tras el toque de queda me escape a la biblioteca y estuve ojeando algunos libros de historia mágica hasta que encontré el Libro de Otto Octavarium.
- ¿Y quien es ese?
- Otto fue un brujo ermitaño que vivió en Dimatra, un pueblo cercano a los Lagos de Pokara. Mucho antes de Saumort, Otto era conocido por sus sabbats. Nunca estuvo claro si eran rituales oscuros o de luz. Su magia y su poder para invocar y traspasar la barrera invisible y sensitiva de lo mortal era requerida tanto por magos oscuros como blancos. Otto nunca se pronunció a favor de ningún bando aunque su muerte dejó serias dudas de que en algún momento, hiciera un pacto con Natasar, deidad antigua de los abismos de Darkerin. Otto murió a los 203 años en plenas facultades mentales y sobrevivió a tres generaciones.
- Vale, todo eso esta muy bien, Alan – interrumpió Vera – pero llevamos diez minutos andando sin saber dónde nos llevas.
- Un poco de paciencia, en realidad, eso solo lo sabe Bridget… - contestó – yo solo sé que gracias a Otto tengo el ritual para comunicarnos con Akane.
Sorprendidos, el resto del grupo miró a Bridget esperando una respuesta. Lejos de parecer extrañada, paró en seco y les miró.
- No sé por qué razón, Alan sabe que yo también conozco el Libro de Otto …
- Si e intuyo que sabes el ritual que planeo llevar a cabo con tu ayuda y la del resto, ¿verdad?
- Me temo que sí – afirmo Bridget – necesitamos un conjuro traslador, según Otto el Portus Morti seria el ideal para hacer llegar la piedra y la espada a Akane.
El sol comenzaba a ponerse difuminándose entre las ramas y vegetaciones de los frondosos árboles del Bosque de los Avatares, una ligera brisa anunciaba el final del día formando remolinos en el camino.
- ¿Como piensas entregarle los objetos? – pregunto Bridget a Alan.
- Buena pregunta – contesto sonriendo entre dudas – anoche, tras el toque de queda me escape a la biblioteca y estuve ojeando algunos libros de historia mágica hasta que encontré el Libro de Otto Octavarium.
- ¿Y quien es ese?
- Otto fue un brujo ermitaño que vivió en Dimatra, un pueblo cercano a los Lagos de Pokara. Mucho antes de Saumort, Otto era conocido por sus sabbats. Nunca estuvo claro si eran rituales oscuros o de luz. Su magia y su poder para invocar y traspasar la barrera invisible y sensitiva de lo mortal era requerida tanto por magos oscuros como blancos. Otto nunca se pronunció a favor de ningún bando aunque su muerte dejó serias dudas de que en algún momento, hiciera un pacto con Natasar, deidad antigua de los abismos de Darkerin. Otto murió a los 203 años en plenas facultades mentales y sobrevivió a tres generaciones.
- Vale, todo eso esta muy bien, Alan – interrumpió Vera – pero llevamos diez minutos andando sin saber dónde nos llevas.
- Un poco de paciencia, en realidad, eso solo lo sabe Bridget… - contestó – yo solo sé que gracias a Otto tengo el ritual para comunicarnos con Akane.
Sorprendidos, el resto del grupo miró a Bridget esperando una respuesta. Lejos de parecer extrañada, paró en seco y les miró.
- No sé por qué razón, Alan sabe que yo también conozco el Libro de Otto …
- Si e intuyo que sabes el ritual que planeo llevar a cabo con tu ayuda y la del resto, ¿verdad?
- Me temo que sí – afirmo Bridget – necesitamos un conjuro traslador, según Otto el Portus Morti seria el ideal para hacer llegar la piedra y la espada a Akane.
2 comentarios:
Esto se pone interesante...
conjurando pues...
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