- Parece un perro – susurró Luther.
- ¿Un perro? –le preguntó Wal - ¿has visto esas patas?
- ¡Hombre lobo! – exclamó Luther.
El animal tenía unos ojos dorados que desprendían una inteligencia perturbadora. Era negro como el carbón con una mancha blanca en el hocico. El lobo se tumbó y comenzó a transformarse. Wal y Luther se quedaron quietos esperando a que terminara porque sabían que podía ser peligroso. Cuando terminó, el hombre se levantó y Wal y Luther se relajaron.
- ¿Qué haces aquí Che? – preguntó Wal.
El hombre lobo levantó la mano pidiendo un minuto de respiro.
- Si no te das prisa vas a coger frío – dijo Luther mientras se reía.
Che le dirigió un gesto obsceno.
- Os fuisteis demasiado rápido y no había terminado de hablar.
- Ese “lobito” que va contigo tiene la culpa – se explicó Wal.
- Es lobo desde hace pocos meses, aún no sabe controlarse – contestó Che mientras hacía una pausa para coger aire.
- Como no acabes rápido te vas a congelar ¿te has dado cuenta de que estás desnudo? – continuó Luther.
- Seré rápido. Alguien de este castillo está pasando información acerca de los alumnos y sus habilidades, solo sé que es una mujer.
Luther y Wal se miraron sin asombro.
- No me sorprende – dijo Wal -. ¿Cómo lo sabes?
- El “lobito” tiene un buen oído – y acto seguido salió corriendo mientras se transformaba de nuevo en lobo.
Cuando se acercaron al castillo el jefe Philips iba en su busca acompañado de Harrison Kingsley. Wal y Luther les contaron lo ocurrido y el jefe miró al castillo pensativo.
- ¿Qué hacemos jefe? – preguntó Luther.
- Vosotros quedaros en el castillo esta noche – ordenó.
- ¿Cómo? – preguntó enfadado Wal - ¡Cuidando niños!
El jefe Philips le dirigió una mirada imponiéndole silencio.
- Vamos Wal- dijo Luther tirándole de un brazo -. Son solo unos niños.
1 comentario:
Vaya, una mujer¡¡¡!!! Y "traidora" para mas inri....
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